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60 miradas a la Estación de Baena: homenaje al 60 aniversario del cierre.
Aunque
ya hacía varios años que ningún tren recorría aquel ramal, en octubre
de 1965 se decretó su clausura definitiva. La causa oficial fue un
corrimiento de tierras provocado por las intensas lluvias. Sin embargo,
para los vecinos de la zona no fue solo un problema técnico: fue el
final de una presencia que había marcado la vida del lugar, el último
capítulo de la historia ferroviaria de Baena que ya nunca volvió a escuchar el traqueteo del tren.
D. Antonio Bustos Baena, hijo del factor de circulación, conserva en la memoria el recuerdo de aquella noche que anunció el adiós:
"Pero recuerdo, sobre todo, un día en el que no paró la tormenta. A altas horas de la noche toda mi familia dormía cuando unos fuertes golpes en la puerta nos despertó y alarmó. En mi corta vida nunca había ocurrido eso. Antes de abrir, mi padre gritó contundente y seguro: ¡Qué pasa! No escuché la contestación porque en mis oídos retumbaba el bramido de mi padre. Varios hombres se agolpaban bajo algún paraguas. No los reconocí, apenas se les veía medio rostro. Los dos que estaban delante se cubrían con enormes capas oscuras con capuchas sobre las que rompían las violentas gotas de agua iluminadas por la luz amarilla de un candil. Se mostraron nerviosos, muy preocupados. Decían que un corrimiento de tierras se había llevado la vía.
Y recuerdo el día siguiente, cuando vi el gran socavón a media distancia entre la primera casilla y la estación.
Y recuerdo que el tren nunca más volvió."
Sesenta años después de aquel silencio impuesto, he querido rendir un tributo especial a la Estación de Baena. No solo a quienes la vivieron y trabajaron entre sus muros o viajaron en él, sino también a todas aquellas personas que sienten curiosidad por conocer cómo fue aquel lugar que marcó la vida de Baena.
Como homenaje, y gracias al asesoramiento de D.José Bustos Baena, hijo del factor en los últimos años del "Trenillo" he realizado 60 recreaciones de la estación de Baena, una por cada año transcurrido desde su cierre, con la esperanza de que en cada una de ellas reviva un pedazo de la memoria que el tiempo quiso llevarse, pero que nunca pudo borrar del todo
Comencemos por el camino de acceso a la Estación de Baena, a la izquierda se observan las primeras construcciones que servían de viviendas para los trabajadores de la estación
Una vez que llegamos a la explanada y nos encontramos con las viviendas de los trabajadores de la estación construidas por RENFE.
Las dos primeras construcciones eran ocupadas por la familia de D. Bernardo Domínguez , jefe de la Estación de Baena. El edificio de la izquierda era una granja de gallinas, posiblemente la primera granja industrial de Baena.
A continuación se encontraba la vivienda del factor de circulación, Don José Bustos Salinas donde residía con su familia, los Bustos Baena.
La vivienda era de una sola planta y constaba de cocina, sala de estar, comedor, dos dormitorios y cuarto de aseo.
A unos metros de las viviendas se encontraba un muro que cumplia las funciones de seguridad separando la playa de vias del paso de viajeros y vehiculos , aquí se encontraba la báscula.
Había que recorrer los aproximadamente 60 metros del muro para llegar a la estación.
Lado del muro donde se encontraba la playa de vias.
Patio de carruajes de la Estación de Baena desde la cual se accedía a la sala de espera y a la venta de billetes, un gran eucalipto proporcionaba sombra .
Fachada de la Estación de Baena . Destacaba el típico reloj ferroviario de doble esfera, visible desde ambos lados del andén, junto a él, una campana metálica recuerda la costumbre de avisar con su sonido la salida del tren, un cartel anunciaba el nombre de la estación.
Panorámica de la Estación de Baena, el pequeño edificio a la derecha correspondía al retrete, seguido, el muelle de carga y el cubeto de llenado de las locomotoras.
Vista del andén de la estación. La primera puerta, empezando por la izquierda, era la oficina del factor. La siguiente puerta daba acceso a la parte trasera de la estación; desde allí se accedía a la sala de espera y a la venta de billetes. La tercera puerta comunicaba con la sala de espera y se reservaba para los equipajes. La última puerta era la oficina del jefe de estación. La planta superior del edificio se utilizaba como vivienda del jefe de estación.
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Viajeros esperando en tren desde Luque .El trayecto entre Luque y Baena se realizaba con la locomotora invertida, ya
que la placa giratoria era demasiado pequeña para girarla con el ténder
acoplado. Para evitar desacoplarlo en cada viaje, se decidió que la locomotora
circulara en posición normal de Baena a Luque e invertida en el trayecto de
regreso.
Trenillo a punto de partir, en 1918 se anunciaba un tiempo de viaje de 21 minutos en los 7 kilómetros hasta la Estación de Luque
Composición del “Trenillo de Baena” compuesto de locomotora modelo 040, la cual había llegado de madrugada con un mercancías procedente de Puente Genil, permanecía 24 horas de reserva en Luque, seguidamente el tender, furgón postal con estafeta de correos, coche de viajeros de contaba con 1ª, 2ª y 3ª categoría en el mismo coche y finalmente el vagón j10000 que circulaba en cola, se le conocía como la cuadra y es donde se cargaban todos los bultos llegados a Luque con destino Baena
Factor de circulación tocando la campana de la Estación de Baena.
Muelle de carga en plena actividad , el punto de partida para distribuir los productos del pueblo y la comarca.
En el muelle se descargaban mercancias como azucar moreno y arroz, además de productos procedentes de los pueblos de la comarca.
El muelle de carga de Baena se inaguró como una instalación descubierta. No fue hasta 1928 cuando se añadió la cubierta, dotándolo de una mayor funcionalidad y protección frente a las inclemencias del tiempo.
Desde el muelle de carga partieron miles de barriles de aceite de oliva, el producto estrella de la comarca. A traves del ferrocarril, este oro líquido viajaba a distintos destinos. convirtiéndose en uno de los grandes motores económicos y símbolo de la tradición olivarera de la zona.
Junto al muelle se encontraba el cubeto de llenado de las locomotoras de vapor. De las tres vias visibles en este punto la segunda era la vía principal.
Déposito de la Estación de Baena llenando el ténder de la locomotora de vapor , al ser el recorrido del ramal de solo 7 km la mayoría de las veces el llenado se hacía en la Estación de Luque recuerda D. José Bustos Baena, hijo del factor.
Una persona que estaba vinculada a la Estación de Baena fue D. Gabino Rubia, tenía la conseción pública de Correos desde antes de inagurarse el ramal de Baena.
Nos relata D. Manuel Ordoñez Ortiz que don Gabino fue una figura muy conocida en el Baena de mediados del siglo XX. Era propietario del "Bar Colón" un hostal situado en la zona conocida popularmente como "el Llano", punto de encuentro habitual para viajeros y vecinos. Además de regentar el establecimiento, D. Gabino ofrecía un valioso servicio de taxi que conectaba el pueblo con la Estación de Baena, su vehículo, era un Ford Woodie Station Wagon de 1938, un modelo inconfundible por sus características puertas de madera barnizada, que le daban un aire elegante y artesanal. Este coche no solo servía para trasladar pasajeros, sino que se convirtió en parte del paisaje cotidiano "del llano de Baena" y en un recuerdo entrañable para quienes vivieron aquella época.
Durante la década de 1950, los horarios de la estación experimentaban pequeñas variaciones según la época del año, adaptándose al horario de verano o de invierno. En aquellos años, en 1952 por ejemplo, el entrañable trenillo llegaba desde Luque a las 12:30 y a las 19:30, mientras que las salidas hacia Luque se realizaban a las 10:40 y a las 17:40.
Estas conexiones estaban pensadas para facilitar el enlace con los trenes de la estación de Luque, permitiendo continuar el viaje hacia otras ciudades. Así, quienes se dirigían a Jaén podían enlazar con el tren que partía a las 12:00 o a las 19:00, mientras que los viajeros con destino a Puente Genil disponían de un tren a las 11:17.
Hoy en día cuando se sube a la explanada donde estaba la estación cuesta imaginar la vida que bullía en torno a aquellas vias que movían la vida del pueblo.
Víctor Hugo describía uno de sus primeros viajes en tren:
“Los árboles danzan, el caballo de hierro suda, tiembla, silba y su aliento flota sobre vuestras cabezas en bellas nubes de humareda blanca”.
Tenía 35 años cuando quedó maravillado con la llegada del ferrocarril. En aquellos años, Baena soñaba también con tener el suyo, y sus habitantes lucharon incansablemente desde mediados del siglo XIX hasta que ese sueño se hizo realidad en 1918. Hoy conviene valorar y recordar a aquellos baenenses que creyeron en la prosperidad y el progreso de su pueblo.
"Nada muere mientras alguien te recuerde"








































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